“Para llegar lejos se requiere: trabajo, dedicación, austeridad, esfuerzo y
exigencia diaria”. Lorenzo Servitje.
Como contador y asesor en materia de impuestos y finanza personal, muchas personas
me abordan con los temas de la austeridad y la tacañería.
La austeridad se define como la manera de gastar el dinero en determinadas
cosas que son de primera necesidad, es decir, hacer un uso razonable de los recursos
económicos.
Con la austeridad se procura evitar el exceso en la compra de cosas de lujos.
Esto no significa que nos cohibamos completamente de darnos algunos gustos. Es
muy gratificante gastarnos un dinero en nosotros. “No vamos a durar 200 años”.
Tener dinero, de una manera honrada, cuesta muchos sacrificios y trabajo
duro. Por lo tanto, es recomendable hacer las cosas con mucha prudencia para
evitar una crisis económica. “Hay muchísimas maneras de gastar el dinero”.
Un ejemplo: una persona, desde la comodidad de su casa, comprando cosas de
mucho valor, vía Internet, puede gastar un millón de pesos en pocas horas.
“La tacañería no es un punto de vista, es patología pura
y dura. Al miserable la vida le pasa por las narices y no se da ni cuenta”. Walter Riso.
La tacañería, desde mi punto vista, es el acto de gastar tan poco dinero,
que conlleva a la renuncia de comprar cosas elementales para vivir. Como dice
el refrán: “Una persona que no se come una menta, por no gastar dinero”.
Está bien de que debemos ser prudente con el dinero, pero no llegar al
extremo de vivir una vida miserable, solo por el hecho de ahorrar y ahorrar.
Eso es vivir como un pobre, que solamente tiene dinero.
Otro aspecto muy mezquino, es no ayudar a alguien que necesita, aunque sea
cien pesos para comprar algo de comer o un medicamento. En la vida, por más que
tratemos de evitar, hay un dinero que lo perderemos en cualquier tontería.
Termino este artículo con una frase de Samuel Johnson, que dice: “El
hombre que sabe gastar y ahorrar es el más feliz, porque disfruta con ambas
cosas”.
Por, Andy Durán.