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lunes, 6 de abril de 2009

Los Riesgos de Hacerse un Tatuaje


Afirman que una consecuencia usual de los tatuajes es la aparición de dermatitis
La dermatitis -piel enrojecida, ampollas, costras o infecciones locales con pus- es una consecuencia usual que afecta a la piel tatuada y se presenta en todo tipo de tatuajes, incluso los temporales, hechos en base a hena.

Los riesgos más frecuentes que pueden provocar los tatuajes son la dermatitis, en donde la piel se ve roja, se generan ampollas, alguna costra y hasta infecciones localizadas, con presencia de pus.

Todo esto debido a la presencia de pigmentos que se ubican en las capas profundas de la piel, es decir, en la dermis. Así lo afirma Rosa María Ponce, Jefa de Servicio de Dermatología del Hospital General de México.

La doctora Rosa María Ponce explicó que "un tatuaje es una mancha artificial en la piel, para la cual se utilizan pigmentos de metales de diferente naturaleza, por ejemplo, los colores rojizos contienen óxido férrico, el verdoso tiene cromo, los azules cobalto y el negruzco, derivados de carbono y diferentes pigmentos como caolín, pintura negra y tinta china".

Para algunas personas los colores más alergénicos son los verdosos, rojos, y amarillos.

TAMBIÉN EN LOS TATUAJES CON HENA

La dermatitis por contacto se presenta también en personas con tatuajes temporales que tienen una duración de 2 meses aproximadamente, y están hechos en base a hena, un pigmento vegetal de origen egipcio que contiene tonos sepia y es parecida a la que se desarrolla con los tintes para el cabello o para zapatos.

Además de la dermatitis, los tatuajes pueden provocar cicatrices queloides y en el peor de los casos, contraer hepatitis B o C, incluso VIH, a través de la sangre mediante agujas contaminadas.
Las cicatrices anormales llamadas queloides se pueden presentar en áreas como brazos, caras externas, tórax, cara anterior o posterior donde la formación del tejido duro o fibroso de la piel va más allá de la línea que le dio origen, o sea, la costra se hace ancha y abultada, como un gusano o algo sobrepuesto en la piel muy duro.


La experta asegura que "para remover un tatuaje se utiliza un láser que absorbe pigmentos"; no obstante, recuerda que "es un procedimiento doloroso que requiere hasta 14 sesiones para hacerlo desaparecer por completo, con un periodo de entre cuatro y ocho semanas entre cada sesión, debido a que el láser ocasiona una quemadura encima de la epidermis.

Finalmente sugirió a quienes desean tatuarse que se mantengan alertas sobre las condiciones de salubridad del sitio al que acudirán, así como de los materiales que deben ser descartables- que el tatuador utilizará durante el procedimiento.